Hechos a mano, con madera, telares o fibra de alpaca, estas piezas son el fruto de un trabajo milimétrico y de mucha paciencia. Si buscas algo realmente diferente para esta Navidad, aquí te mostramos tres opciones.
Texto: Oriana Lerner K./
Fotografía: Juan Pablo Azabache
¿Qué dirían los Mochica si vieran sus huacos transformados en peluches? Suena un poco irreverente, pero hace tres años que los diseñadores Christian Ramos y Mauricio Navarro reciclan la iconografía mochica en estas piezas que cautivan tanto a niños como adultos. Se inspiraron en esta cultura porque encontraron en ella características que los identifican a ambos: el mar y la cosmovisión andina. Lo que buscan es reinterpretar las artes y narraciones de la cultura Moche y revalorarlos en un producto que puede ser accesible para todos y que también cumpla la función de educar. Es así que cada uno de sus juguetes tiene una historia distinta que contar: “El pez y el mar”, “La magia del pallar” y “ Ofrenda Strombus” son algunos de los cuentos que están ilustrados en los peluches. Para poder descifrarlos es necesario ingresar a la página web de Kux, así se llama la empresa de ambos, y escribir el código de barras que viene en cada uno de los huacos. Así, se podrá conocer la historia que envuelve a los personajes mitológicos dibujados, reinterpretada por la arqueóloga y curadora del Museo Larco, Ulla Holmquist. Están hechos de tela de punto y napa sintética y los venden en el MALI, el MAC y la tienda PUNA o a través de su página web: dar-proyectos.com. Además de los huacos, están a punto de sacar al mercado los “Chancay Toys”, unos divertidos muñecos en telar que representan a un Tumi. La marca tiene como objetivo mantener viva la cultura, que no se quede solo expuesta en los museos o como un curso de historia en el colegio. Por eso, como una remembranza a nuestros antepasados, eligieron el nombre de Kux, que significa sangre en el idioma de los moches. Estos diseñadores se las traen. Su trabajo no queda sólo en la oficina, Mauricio y Christian viajan constantemente a Chiclayo para participar, junto con arqueólogos, en excavaciones que enriquecen su creatividad. Su última visita fue a la huaca Las Ventanas, en el santuario histórico del bosque de Pomac en Chiclayo. Ambos se sienten orgullosos de haber creado una identidad basada en nuestros antepasados y sobre todo, confían que con lo nuestro podemos crear cosas divertidas y de buena calidad.
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